viernes, 7 de octubre de 2011

narcotrafico de armas




Cada año se cometen miles de asesinatos con armas de alto poder que 
ingresan clandestinamente a territorio nacional como consecuencia de la 
corrupción, la impunidad y la complicidad de muchas autoridades. Se trata de 
un tráfico asociado, hoy más que nunca, a las organizaciones del crimen 
organizado. Otras armas de menor calibre, son utilizadas en delitos 
relacionados con robo callejero, asalto a negocio, a casa habitación, robo de 
autos con violencia y por supuesto a homicidios.  
Ya se sabe que el tráfico ilegal de armas es una amenaza a la 
seguridad de las personas y un reto a las instituciones de orden y seguridad, 
sin embargo ahora es necesario reconocer que México vive una crisis por este 
contrabando y por los crímenes que se cometen cada año. Un ejemplo es 
Baja California. En esta entidad, de enero a octubre del presente año, las 
autoridades informaron de 550 ejecuciones. Este grave problema ya no es 
solo un asunto de seguridad a cargo de los cuerpos de policía, ahora se 
ha convertido en un asunto político a cargo de la clase gobernante. Este 
contrabando, la inseguridad y las ejecuciones son un desafío a nuestra 
incipiente democracia. Las leyes mexicanas son muy severas tratándose de la compra, venta, 
transportación, importación, exportación, posesión y uso de armas, cartuchos 
y explosivos. Sin embargo, todos los días entran miles al territorio nacional sin 
ningún tipo de registro ni control. Al respecto de este negocio ilegal y de la 
complicidad de servidores públicos, la Ley Federal de Armas de Fuego y 
Explosivos señala lo siguiente: 
Art. 84.- … 
“Se impondrá de cinco a treinta años de prisión y de veinte a quinientos 
días multa, al servidor público que estando obligado por sus funciones a 
impedir esta introducción no lo haga. Además se le impondrá la 
destitución del empleo o cargo e inhabilitación para desempeñar 
cualquier cargo o comisión públicos”. 
Ahora bien, en el marco de este ordenamiento, resulta conveniente 
mencionar algunos ejemplos de la vida real.  
Caso No. 1: En febrero de 2007 en la garita de Matamoros, un oficial 
de aduanas descubrió un  cargamento de 17 granadas, un lanzagranadas, 18 
rifles de alto poder y 17 pistolas de grueso calibre y en cumplimiento de su 
trabajo procedió al decomiso. Al día siguiente, aquel oficial de nombre Jorge 
Santillán, fue acribillado por disparos de un rifle AK-47. El arsenal decomisado 
estaba destinado a una de las organizaciones más poderosas del narcotráfico 
en  Tamaulipas. 
Caso No. 2: Un oficial de la policía federal de nombre Alfonso C., 
durante dos años compró en Texas un total de 231 armas que cruzó a México 
ilegalmente para su venta, con una ganancia neta de más de 100 mil dólares. 
Después de una larga investigación de las autoridades norteamericanas, el 
asunto concluyó con el arresto de aquel policía mexicano que fue sentenciado 
a 18 meses en una prisión federal de Texas. 
Como se puede observar, mientras las mafias asesinan a un oficial que 
cumple con la ley al decomisar un cargamento de armas, el otro agente 
dedicado al contrabando es  sentenciado en los Estados Unidos a 18 meses 
de cárcel.  
MÁS Y MEJORES ARMAS DE CONTRABANDO
Hace más de diez años, en abril de 1997, en la garita de San Ysidro, 
ciudad que hace frontera con Tijuana, fueron interceptados varios camiones 
comerciales con un cargamento de lanza granadas, rifles M-2, miles de 
cargadores, metralletas y otras armas de grueso calibre. En aquella ocasión el 
gobierno mexicano promovió algunas acciones ante Washington, pero no 
hubo respuesta. 

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